lunes, 17 de enero de 2011

Ella



No se bien que le dijo... pero las tazas comenzaron a temblar.

Ella comenzó a reptar a arrastrastrarse con su largo y bello cuerpecito, sus uñas se quebraban en las rendijas del piso de pinotea de la antigua habitación, su lengua transformo las palabras de amor en veneno, maldecía y recitaba palabras hirientes, anudada en su demencia.

Nuevamente jugaba con el.

Lo tenia entre sus manos, aplastado contra el piso. Diminuto, frágil...

El no se pudo defender, no tenia que decir, pequeñas pelotitas de hielo recorrían ahora sus venas, helando su cuerpo transparente, congelando su belleza. No sabia bien que hacer, ni que decir, una y mil veces se preguntaba por que? Si yo le di todo...

Pero ella necesitaba mas

Lo quería consumir, se lo quería comer y digerirlo como a un crujiente caramelo.

Comenzó a cortarlo en pedacitos, los masticaba y luego los organizo uno a uno por tamaño acodándolos sobre la cómoda de la abuela. Los miraba, sonreía... mientras tarareaba su canción favorita.

De nuevo jugaba con el a su antojo, mientras limpiaba con sus blancos piesecitos las lágrimas que habían caído. No quería dejar rastros, solo quería dejar expuesto su ultimo trofeo sobre el antiguo mueble.

Al terminar saco de su cartera una cámara de fotos y salio de la habitación.

Ella lo dejo ahí, suspendido en el tiempo, lo dejo enfriar, lo dejo para que se pudra para que se reseque y se convierta en polvo hasta que sea NADA.

Ella necesitaba mas.